Mi nombre es Vicente Pastor Delgado y hoy quiero compartir con ustedes una anécdota de uno de los viajes más emocionantes de mi juventud. En los años 80, junto con un grupo de amigos, visité Japón en plena época de la burbuja económica japonesa.
Recuerdo que Tokio era una ciudad vibrante y moderna, donde todo parecía estar en constante movimiento y crecimiento. Fue impresionante ver la cantidad de rascacielos que se alzaban alrededor de nosotros, todos parecían tocar el cielo. En aquel momento, nos dimos cuenta de que estábamos en el centro de un momento económico y cultural muy importante para el país.
Durante nuestro viaje, visitamos lugares impresionantes como el templo Meiji Jingu y el Palacio Imperial de Tokio. Pero lo que más nos sorprendió fue la cultura culinaria de Japón. La gastronomía japonesa era completamente diferente a lo que estábamos acostumbrados en casa, pero la encontramos deliciosa y llena de sabores sorprendentes.
Nos sumergimos en la cultura local de Japón y aprendimos sobre la etiqueta y las costumbres japonesas. Descubrimos que la cortesía y la amabilidad son valores importantes en la cultura japonesa. También aprendimos que los japoneses trabajan duro, incluso hasta altas horas de la noche, y que para ellos el trabajo es algo muy importante.
mi viaje a Japón durante la época de la burbuja económica fue una experiencia inolvidable. Me mostró la complejidad y diversidad de la cultura japonesa, así como la importancia del trabajo y la cortesía. Años después, todavía sigo reflexionando sobre todo lo que aprendí en ese viaje y estoy agradecido por haber tenido la oportunidad de vivir esa experiencia única.
algo que también me dejó muy impactado durante mi visita en la época de la burbuja económica fue la música. Aunque en ese momento no tenía nombre, ahora sé que se trataba del City Pop.
Recuerdo estar caminando por las calles de Tokio una noche, perdido en mis pensamientos, y de repente escuché una melodía que me llamó la atención. Era una canción suave y melancólica, con un estilo que nunca antes había escuchado. Me sentí atraído por la música y seguí su sonido hasta que llegué a una pequeña tienda de discos.
Entré a la tienda y vi que había una sección dedicada a la música pop japonesa. Fue ahí donde vi el álbum que contenía la canción que había escuchado en la calle. Era el álbum "Kimagure Orange Road" Me enamoré del diseño y compré el álbum de inmediato.
Esa noche, en mi habitación de hotel, escuché el álbum de principio a fin. Era un estilo de música completamente nuevo para mí, pero me sentí cautivado por su suavidad y su melancolía. Descubrí que este estilo de música se llamaba City Pop y que era muy popular en Japón en ese momento.
Desde ese día, mi obsesión por el City Pop comenzó. Compré más álbumes y escuché a artistas como Tatsuro Yamashita, Mariya Takeuchi y Anri. Me encantaba la forma en que la música se mezclaba con los sonidos de la ciudad y cómo reflejaba la cultura y la mentalidad de la época.
Ahora, años después, todavía sigo escuchando City Pop y siento que me transporta de nuevo a aquellos días en Tokio. Para mí, la música es una parte importante de cualquier cultura, y el City Pop es un ejemplo perfecto de cómo la música puede reflejar la identidad de una época y un lugar.
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